¿Sabías que la palabra “Rosario” viene de rosa?

grupo católico

Parroquia de San Gervasio y San Protasio - Mestre. ItaliaEn tiempos remotos, existió un joven muy piadoso y devoto de la Santísima Virgen. Tal era su amor a Nuestra Señora que tenía la costumbre de adornar cada día su imagen con hermosas rosas.

Es fácil suponer la sonrisa que adornaría el bello rostro de Nuestra Señora al comprobar la devoción que aquel joven le mostraba a diario. Razón por la cual, Ella le bendijo y le obsequió con una firme vocación al estado religioso. Sintiendo esta llamada en su interior, renunció al mundo y tomó el hábito de San Francisco.

Transcurrido un tiempo desde el inicio de su vida religiosa, experimentó una recurrente tentación: echaba de menos la imagen de la Santísima Virgen que se encontraba en la casa paterna. Ello le llenaba de nostalgia y suspiros al recordar las bonitas rosas que le ofrecía a diario. Casi se podría decir que este recuerdo le atormentaba con violencia instándole a abandonar el convento y regresar a su hogar.

Atormentado hasta el extremo por esta tentación, se arrojó de rodillas ante la imagen de Nuestra Señora que se encontraba en el claustro del monasterio y allí permaneció llorando y orando durante largo tiempo.
Cuál sería el estado de aflicción en que se hallaba nuestro joven protagonista, que Nuestra Madre no pudo permanecer indiferente y cobró vida en aquella imagen, emitiendo una dulce y melodiosa voz que resonó en los oídos de su devoto monje, diciendo:

“Hijo mío, no te domine la tristeza. Puesto que la Regla te impide ir a recoger hermosas flores para ofrecérmelas, voy a enseñarte otro medio que me agrada mucho. En vez de rosas, me ofrecerás el Santo Rosario, y así, como tus flores formaban un ramillete que me complacía, de la misma manera esta devoción la oiré con mucho gusto. Hazlo así todos los días y tu madre te recompensará en el Cielo”.

Nuestro joven monje quedó maravillado a la vez que confortado y consolado ante tales palabras de Nuestra Señora. Una vez desaparecida la visión, no dudó en poner en práctica la petición de la Santísima Virgen, cesando para siempre aquella tentación que le empujaba a volver al mundo.

Transcurridos muchos años desde aquella inolvidable experiencia, dos hombres de aspecto feroz y armados se adentraban en la profundidad del bosque que limitaba con un solitario camino. Se trataba de malhechores que acechaban a los viajeros con intención de asaltarles y robarles sus pertenencias. En una de las noches vieron acercarse por el camino a dos religiosos de San Francisco que caminaban tranquilamente mientras rezaban y sin ser conscientes del peligro que les amenazaba. Cuando los ladrones estaban dispuestos a asaltar a los dos caminantes, fueron testigos de un espectáculo que les paralizó por completo: mientras los franciscanos rezaban juntos el Santo Rosario, los ladrones contemplaron atónitos a una hermosa señora llena de majestad que acompañaba a los dos monjes al tiempo que tejía una corona de flores. Cuando uno de ellos decía “Salve María”, nacía de las manos de Ella una rosa que añadía a la corona.
Concluido el rezo del Santo Rosario, la corona lucía completa y la Virgen María la colocó sobre Su cabeza, bendijo a sus devotos hijos y voló al Cielo…Pero, antes de partir, dirigió una compasiva mirada a los dos ladrones, sintiendo ambos sus corazones penetrados como nunca antes habían experimentado. Saliendo de la espesura del bosque, se postraron de rodillas antes los dos religiosos, refiriéndoles lo sucedido, confesándoles su criminal intención y pidiendo hacer penitencia. Su cambio de vida fue tan radical que les llevó a ingresar en la Orden de San Francisco.

Colmemos, pues, de rosas a Nuestra Madre rezando Su Santo Rosario. Nuestra perseverante oración llena de fe, confianza y humildad serán nuestro mejor regalo a la Celestial Madre que nos colmará de bendiciones y nos dispondrá un lugar junto a Ella en el Cielo.

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2 comentarios en “¿Sabías que la palabra “Rosario” viene de rosa?”

  1. Hola buenas tardes queridos hermanos, no sabia esta historia tan bonita.

    Ahora ya se que a nuestra madre santísima la cubrimos de rosas con cada rosario.

    Gracias por instruirnos en nuestra religión católica.

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