El Rosario, arma contra los enemigos

Rosario arma contra los enemigos

Ya en el inicio de la historia Rosario, en el siglo XIII cuando la fe católica se veía amenazada por la herejía albigense, Santo Domingo de Guzmán se valió del Rosario para luchar a favor de la verdadera Fe. También en 1571, cuando la civilización cristiana se encontraba en grave peligro ante la amenaza Turca, el Rosario del papa San Pío V impetró, para Don Juan de Austria y la Liga Santa, la victoria de los católicos en la mayor batalla naval de la historia.

En los dos casos, la garantía de la victoria fue el rezo del Santo Rosario.

Actualmente la fe y la Santa Iglesia parecen estar tan o más amenazadas que en aquellos tiempos. Sus peores enemigos ya no utilizan argumentos claros en discusiones abiertas, ni luchan con armas de hierro o de fuego, sino que se aprovechan de la sombra para crecer, de la ambigüedad para conquistar y del relativismo para demoler.

Debemos, por tanto, echar mano de todos los medios a nuestro alcance para hacer frente a esta crisis y el Rosario puede conquistar la intervención de Dios en los acontecimientos.

De la misma forma que Santo Domingo y San Pío V se valieron del Rosario como un (según dice el papa Pio XI) «arma para derrotar a los enemigos de Dios y de la religión», así también los fieles de hoy, equipados con ese mismo instrumento de guerra, conseguirán destruir fácilmente los monstruosos errores e impiedades que por todas partes se levantan.

Los santos con sus palabras y ejemplos nos confirman la eficacia del Rosario como arma tanto en las luchas grandiosas por la Iglesia y la Cristiandad como también en las batallas personales que cada uno tiene para conquistar el cielo. Hemos separado 5 frases de santos que nos hablan del Rosario como arma:

“El Rosario es el arma que nos dio María para usar contra las artimañas del enemigo infernal.” – Padre Pío (1887-1968)

“El Santo Rosario: con esta arma le he quitado muchas almas al diablo.” – San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars (1786-1859)

San Juan Berchmans, muy tentado por el demonio en la hora de su muerte pidió: “Denme mis armas: la cruz, el Rosario de la Santísima Virgen y las reglas de la Compañía. Estas son mis tres prendas más amadas; con ellas moriré contento”.

“¡Empuña el arma de Dios que es el Santo Rosario! Con ella destrozarás la cabeza del demonio y podrás resistir todas las tentaciones.”  San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716)

”Dame un ejército que rece el Rosario y conquistaré el mundo.” (Papa San Pío X 1835-1914)

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